Algunos ginecólogos (y otros médicos) inducen cruelmente a abortar. (II) - La conciencia reprimida.

 Desde hace años vengo observando esta práctica (que ya denuncié en un post anterior
http://eticamed.blogspot.com.es/2011/04/algunos-tocologos-inducen-cruelmente.html), y preguntándome por qué se da. Lo he hablado con médicos provida que veían lo mismo que yo: una insistencia en proponer el aborto por cualquier motivo, a veces por causas increíblemente absurdas y livianas. La literatura médica está llena de abortos en estos casos. Por ejemplo, en un análisis sobre mujeres que recibieron la vacuna de la varicela estando embarazadas, se comunica que no pocas de ellas decidieron abortar. Sin embargo, no hay ni un solo caso de problemas en niños nacidos de mujeres embarazadas vacunadas de varicela durante el embarazo. ¿Es que lo decidieron ellas solas, por ignorancia? Evidentemente no, y la experiencia lo corrobora: es el médico el que las induce a abortar, a veces incluso con presiones, planteando el aborto como "lo que hay que hacer en estos casos". No hablamos de algo raro, sino muy frecuente, que está a la orden del día.



¿Por qué? Ahora creo que lo sé.

  Al principio pensé que era por temor, por medicina defensiva: "Yo le he prescrito este medicamento, y resulta que tiene un riesgo (aunque sea muy bajo, incluso dudoso) de que el niño pueda tener algún problema: tengo que conseguir que aborte y así nadie me podrá acusar de nada si llegara a suceder algo". Parece excesivamente miedoso y una actuación propia de un psicópata, pero el miedo es libre. Sin embargo, la mayoría de los médicos no son psicópatas. Puede que la medicina defensiva contribuya a esto, pero no cuadra con que sea la causa principal. Una vez, incluso di información a un médico que había caído en esta práctica de inducir al aborto a mujeres que estaban tomando un medicamento con riesgo bajísimo, y no pareció mostrar interés al demostrarle científicamente que ese medicamento no producía riesgo apreciable y que hasta la abortista OMS desaconseja el aborto en tales casos. Parece otra la causa.

  También llegué a pensar si habría incentivos económicos -la cosa es tan absurda y tan frecuente, que no descarté ninguna motivación retorcida-. Cuando se produjo la venta de un abortorio en España, me enteré por los medios de que se había traspasado no sólo la infraestructura, sino la red de "contactos" de médicos que enviaban allí a mujeres para que abortaran. Pero esta explicación tampoco me convencía del todo. Es seguro que el dinero representa un papel importantísimo al lubricar todos los engranajes del mundo del aborto. Pero, conociendo ese entorno, no me convenció que pudiera ser esa la motivación principal.

  Existe un mecanismo psicológico, un mecanismo de la conciencia, que se observa mucho en el mundo del aborto. Cuando hacemos algo muy malo, nuestra conciencia nos hace sentirnos mal, desear "confesarlo" (decírselo a un amigo para buscar ayuda), hacernos "justos" (tomar la decisión de no repetirlo en adelante), y repararlo. Estas cuatro formas positivas y rehabilitadoras en que nos mueve la conciencia, se vuelven del revés cuando no somos capaces de aceptar nuestro propio reproche, bien porque se trata de algo demasiado fuerte, que nos hundiría y que no le vemos remedio (erróneamente), o bien porque no queremos aceptar que hemos hecho mal. Entonces, pueden ocurrir dos cosas: o lo negamos (tratamos de escondérnoslo a nosotros mismos y a los demás, como si nunca hubiera pasado), o con un esfuerzo de voluntad que reprime a la conciencia, huimos hacia adelante, como si lo que hemos hecho estuviera estupendo y fuera eso lo que habría que hacer siempre. Tratamos de "normalizar" el mal, para autojustificarnos.

  Estoy convencido de que eso es lo que ocurre en este caso. ¿Medicina defensiva? Puede. ¿Intereses? Algo puede haber en ciertos casos. Pero, en la mayoría de estos casos en los que se induce absurdamente a abortar, probablemente lo que ocurre es que un médico que ha caído, movido por su entorno e inclinado por su propia debilidad, en recomendar un aborto, se vuelve un proveedor compulsivo de abortos, para autojustificarse. Es el mecanismo de una conciencia reprimida. Y por desgracia es frecuente, muy frecuente.

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